Hay una verdad irrefutable, los entrenadores somos los que tomamos las decisiones importantes, por ello, veamos cuáles son las cualidades que nosotros, como entrenadores, deberíamos desarrollar para poder lograr que nuestro equipo llegue al podio y se mantenga allí.
Lidera, no seas un Jefe
Un entrenador ha de trabajar con el equipo, no el equipo para el entrenador. Se debe entender que este es una parte más del equipo. Hay que ser consciente de la responsabilidad que recae sobre nuestros hombros, hay que ser consciente de todo lo que nos rodea y poder manejar cualquier situación para poder obtener los resultados óptimos. En otras palabras, somos quien da la cara frente al equipo y por el equipo.
Para que los jugadores hagan lo que el entrenador propone siempre es más recomendable convencer, es decir, ser persuasivo, pero nunca recomendamos imponer. El jugador que juega bajo imposiciones, presión, miedo, etc. jamás podrá rendir al cien por cien.
El lenguaje negativo, por otra parte, conlleva en ocasiones bloqueos mentales. Si a un delantero se le dice “que malo eres” cada vez que falla un gol y se le recrimina esto, es muy probable que se termine creando una barrera limitadora a sí mismo. Probablemente, cada vez que vaya a tirar a puerta, el primer pensamiento que aparezca en su mente sea la figura del entrenador diciéndole que va a fallar el gol porque es muy malo, etc… El resultado seguramente será que no marcará gol. Como líder hemos de tener en cuenta a cada individuo y no a cada jugador como parte del equipo.
Podemos resumir esto en una única frase: “La diferencia entre líder y jefe radica en que un jefe es una autoridad impuesta que utiliza su poder para mandar en los otros, en cambio un líder es aquel que dirige y motiva un equipo de personas sin imponer sus propias ideas.”
Por otro lado, el factor de la sinceridad es crucial. De una forma constructiva tenemos que corregir los fallos que vayamos viendo. La sinceridad es un valor muy importante en las personas, ya que es la capacidad de no faltar a la verdad. Ser una persona sincera significa no mentir en ningún ámbito. Hemos de ser capaces de “ir con la verdad de frente” para poder ganarnos la confianza de los integrantes de nuestro equipo para con nosotros.
“Cada maestrillo con su Librillo”
Este refrán popular quiere decir que cada uno tiene una forma de hacer las cosas, pero para poder desarrollar nuestras propias técnicas hemos de partir de una base, no podemos obviar las metodologías de entrenamiento, las formaciones, los rondos, calentamientos y todo lo que vamos a aplicar con nuestros jugadores para que mejores, evolucionen y crezcan a nivel técnico-táctico.
Teniendo esta base podremos corregir conductas potencialmente peligrosas y detectar los fallos que pueden estar estancando a nuestros jugadores.
Conciencia y comunicación
Un entrenador ha de ser consciente, no únicamente de los entrenamientos y el campo o los futuros partidos, sino que de todo lo que le sucede a nuestros jugadores, debemos de tener en cuenta su salud física y mental, así como de su estado de ánimo, ya que son factores muy importantes que influyen a la hora del juego. Debemos saber qué teclas presionar para motivar a nuestros jugadores.
Aquí también podemos incluir la comunicación. No únicamente hemos de saber ver qué ocurre, sino que también debemos poder transmitir lo que queremos o esperamos de nuestros jugadores para arreglar situaciones complicadas y hacer llegar el mensaje que queremos transmitir, lo que nos facilitará una buena habilidad comunicativa. Recuerda lo que dijimos en nuestros blogs anteriores:
“Un buen equipo obtendrá muchas victorias, pero un equipo correctamente motivado llegará al éxito. El éxito de nuestro equipo no solo depende del trabajo duro sino también de una buena motivación por parte del entrenador.”
Veamos lo que tiene que decir nuestro entrenador estrella sobre este tema:
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